Los niños crecen muy deprisa y sus habitaciones tienen que crecer con ellos. Necesitan un espacio propio que refleje sus gustos y se adapte a sus necesidades. Es fundamental que cuando nos enfrentemos a ese cambio ellos participen de todas las decisiones...colores, complementos, ropa de cama, para lograr un ambiente a su gusto y estilo.
En esta etapa los juguetes y muñecos dejan paso a escritorios amplios y estanterías para libros.
En ocasiones es un buen momento para cambiar la cama y si tienes espacio elegir un colchón mas grande con largos especiales.
Los detalles siempre son la clave para conseguir personalidad. Elementos como cojines, ropa de cama, cuadros, vinilos, lámparas....adornan la habitación y la llenan de vida.
Aunque la habitación sea pequeña (como suele ser habitual) no debemos renunciar a elementos que nos ayuden a ordenar el caos que suele ser las habitaciones de los adolescentes.
Tampoco hay que renunciar a el escritorio, fundamental en esta etapa en la que dedican mas horas a el estudio.
Existen en el mercado muchas soluciones para espacios pequeños, como este escritorio que se puede plegar cuando no lo utilicemos.
O este otro que se adapta a una pequeña esquina de la habitación.
En el caso que la habitación sea compartida, siempre tenemos las clásicas literas.
Y aunque no comparta habitación, si el espacio es reducido existen camas altas, en las que el espacio inferior se puedo utilizar para situar el escritorio y espacio extra de almacenaje.
La adolescencia es un periodo de cambios. Sus protagonistas son jóvenes, que no son adultos pero que ya no son niños. Es una etapa de descubrimiento de la propia identidad. Tener un espacio en el que se sientan cómodos, en el que se refleje su personalidad y sus gustos ayudará un poquito a la felicidad de nuestro hijo.
